Carmen Kitzel

Carmen Kitzel tenía 42 años y estaba casada con un albañil de 45 años. Su relación conyugal había cumplido 25 años, pero en los últimos tiempos había entrado en un creciente deterioro. Ambos vivían en una modesta vivienda ubicada en un asentamiento junto al complejo habitacional Verdisol. Allí fue encontrada muerta en las primeras horas del 6 de febrero de este año, su esposo la había golpeado con un martillo de construcción, una maceta.

Luego de la agresión el albañil salió de la casa y se tomó un taxi rumbo a la comisaría octava en la avenida Millán. En el ínterin una hija del matrimonio llegó a la vivienda en compañía de su pareja, encontraron a la mujer herida de muerte y aunque llamaron de inmediato a una emergencia médica ya nada no había lo que hacer.

“Pensé que solo la había lastimado”, declaró el albañil ante el juez y alegó que al salir de la casa para entregarse a la Policía ignoraba que había matado a su esposa. El homicida aseguraba no recordar nada de lo ocurrido. No obstante, las pruebas recogidas en la escena del crimen fueron concluyentes, había atacado con ferocidad a la mujer valiéndose de su pesada herramienta de trabajo.

En la investigación de los hechos la Policía constató que el matrimonio mantenía frecuentes discusiones, la mayoría de ellas motivadas por razones económicas. De acuerdo con la información que poseía el Ministerio del Interior, no había denuncias por parte de la mujer.

El albañil, que no tenía antecedentes penales, terminó procesado por homicidio especialmente agravado, según el fallo del juez penal Huberto Álvarez.

El de Carmen fue el quinto femicidio de 2017 y como en las ocasiones anteriores dio lugar a una gran movilización por parte de la coordinadora de organizaciones feministas.

Por Renzo Rossello