“Yo la maté porque era mía”. Así actuó R.D.M.P para terminar con la vida de Karin Da Silva, una mujer de 40 años con quien mantenía una relación de pareja.
El hombre de 67 años no soportó el punto final que ella quiso poner y la estranguló en Atlántida. Fue un nuevo caso de femicidio en una sociedad que, por lo general, no acepta este tipo de decisiones.
El criar princesas y campeones no siempre da buenos resultados. Y a la vista están. El número de asesinatos de mujeres (a manos de sus parejas o exparejas), crece y en este 2017 tuvo en vilo a una sociedad que busca expresarse y que lo hace, pero exigiendo un cambio que no se ve en el horizonte.
“Rupturas hay en todas las parejas de todo el mundo. Acá se insiste mucho en un tema particular, se insiste en eso y no lo es. Los que matan son los varones. Salvo un caso muy aislado, una mujer no mata a su pareja o expareja. Y todo parte de la educación. El hombre cree, en muchos casos, que la mujer es suya y que es un objeto. Y no es así”, explicó la socióloga Teresa Herrera (63), doctora en Ciencias Sociales y vocera de la Red Uruguaya Contra la Violencia Doméstica y Sexual (RUCVDS).
Según Herrera, el hombre que mata a una mujer porque ella lo dejó, ya hizo mucho daño antes. “Si miramos la mayoría de los casos actuales, son casi todos ex. Antes era más común en la pareja actual, pero el balazo o el asesinato es el fin de un proceso que tuvo instancias muy feas anteriormente”, contó.
Ante esta situación, las políticas que se han llevado a cabo y se vienen desarrollando, no alcanzan. “Hay un vacío en las políticas públicas. Este es un tema que no se trata en la Universidad por ejemplo, y después tenemos abogados, jueces y otros profesionales que quedan a cargo de casos de femicidios. Se necesita una Ley Integral para este problema que tiene la sociedad. Quizá leyes nuevas no solucionen totalmente el problema, pero prevén los agujeros que quedan hoy en día”, remarcó Herrera.
Como dato y acción, desde que se usan las tobilleras, ningún hombre mató a una mujer con este objeto puesto. “Eso tiene una debilidad y es que con eso no alcanza. Hay que idear un plan desde la psicología, desde la educación”, insistió la socióloga que escribió el libro “Violencia Doméstica. El Discurso y La Realidad”.
El cambio cultural, la educación y las políticas públicas articuladas especialmente a esta problemática, son puntos claves para que la violencia de género comience a disminuir en la sociedad uruguaya ya que se necesita prevenir, proteger y sancionar.
Herrera insistió en educar desde todo ámbito: “Las políticas públicas hoy no son eficaces. La educación es lo más importante y ahí todos los actores de la sociedad tienen que formar parte (familia, escuelas, medios de comunicación, Gobiernos) porque necesitamos un cambio cultural urgente para tener igualdad de género. Son procesos largos, pero por algún lado se tienen que comenzar a dar si no, estamos complicados”.
Por Enrique Arrillaga