Melina Gordillo

Ya no se contaban con los dedos de una mano. Ya eran, con ella, siete las mujeres víctimas de femicidio en lo que iba del 2017. Estaba empezando abril cuando murió, después de estar dos semanas internada y pelear tras cinco operaciones.

Melina Gordillo tenía 20 años, había nacido en Villa Constitución, departamento de Salto, pero en 2016 se mudó a Montevideo, al barrio Villa Española. "Ella era intachable, amorosa, amable, amiga, simpática”. Así la recuerda su tía, Marisa Giménez.

Melina era modelo, en 2013 fue Reina de Carnaval de Salto, y también estudiaba en la Facultad de Ciencias Sociales. Hacía un mes que había terminado su relación con quien era su pareja desde hacía unos ocho meses, pero el joven seguía insistiendo en que quería volver.

En la noche del viernes 24 de marzo Melina salió a hacer un mandado con su madre y dejó la puerta de su casa sin trancar. Había perros y pensaron que nadie se iba a animar a entrar. Pero antes de regresar recibió una llamada de su expareja al celular: le decía que estaba en su vivienda y que la esperaba en el dormitorio. Cuando Melina llegó, subió a la habitación vio que su ex tenía un revólver. Pudo advertirle a su madre que no subiera, a los gritos, diciéndole que el joven estaba armado. Pero ella no pudo escapar: su exnovio le disparó cinco veces, antes de suicidarse con un tiro en la cabeza.

La tía contó en aquel entonces a El País que “al principio parecía que era un buen chico” aunque “siempre fue muy celoso”, incluso de ella y de otra tía. Y agregó: “Cuando Melina estuvo un mes internada por lupus, él estuvo ahí siempre. Por eso lo teníamos como una gran persona. Pero, como dice el dicho, uno nunca termina de conocer a la gente”.

La herida más grave que tenía Melina era en el páncreas. “Los médicos nos dijeron que no se podía efectuar un trasplante por la enfermedad autoinmune que padecía y de la cual estaba bajo tratamiento", contó la tía. Al día siguiente de la primera operación, estuvo dos días consciente. Habló con su madre, le contó lo que había pasado y recordaba todo, pero fue después de la segunda operación que empeoró. Ya no hablaba, solo escuchaba y se comunicaba con señas: “Abría los ojos, nos apretaba la mano o movía la cabeza", contó la tía. Luego de la cuarta operación, su estado se volvió más crítico y fue cuando los médicos le informaron a la familia que las posibilidades de sobrevivir eran pocas y que solo si disminuía la infección podía salvarse. Pero eso no pasó y el 6 de abril Uruguay volvió a estar de luto y la séptima víctima de femicidio tuvo nombre: Melina Gordillo

Por Rosana Decima