Cargando...
El País

Tres Charrúas

bajar

Un hobby que sorprende y lleva a logros inesperados. Una profesión que permite disfrutar de otras cosas. Una vida aparte que exige una dedicación casi total. Tres formas de ver el deporte.

Marta Aguiar, Christian Tuvi y María Pía Lorenzotti son deportistas de elite, que quieren exprimirse al máximo antes de dar un paso al costado y que no dejan de abrirse puertas a golpe de copas, medallas y logros históricos.

Con talento, esfuerzo y sacrificio se miden todos los años con los mejores. Lejos de su país pero siempre acompañados por la bandera de Uruguay al lado de su nombre. En silencio y con perfil bajo, con apoyos esporádicos, desde un país de público deportivo casi monopolizado por el fútbol local que hace años no logra algo ni parecido a lo que logran ellos.

Tres formas de ver el deporte. Tres deportistas con algo en común: el éxito.

Tres Charrúas 1

Golpes prodigiosos

“Empezó mi hermano. Yo lo iba a esperar a las prácticas y tenía que esperarlo. Todos los días. Y era siempre: ‘Un partido más, un partido más’. Hasta que un día me aburrí, agarré la paleta y empecé a jugar”.

Se inclina casi hasta tocar la mesa con la frente. Sostiene un par de segundos con su mano izquierda la pelota a pocos centímetros de su cara. Como si le susurrara algo, como si intentara transmitirle con la mirada la idea que tiene la cabeza. Y saca. El movimiento es rápido. El golpe, sutil. La pelota va despacio pero gira a una velocidad y en un sentido tan difícil que solo los que entienden la ciencia del juego pueden devolverla al otro lado de la red sin que salga disparada hacia cualquier lugar apenas toca la paleta.

Pía tiene 18 años y empezó a jugar al ping pong cuando tenía 10. Pero el nombre del juego cambió enseguida para ella.

“Ping pong es lo que juega todo el mundo. El hobby. Tenis de mesa es el deporte. Para el tenis de mesa tenés que entender el efecto, que es tremendo”, explica.

Tres Charrúas 2

"Mirás al rival. Qué actitud tiene. Si quiere atacar o si está asustado. Y ahí sacás"

Golpea una y otra vez, intensa, insistente, buscando que el rival, en este caso Gonzalo, su hermano mayor y entrenador, ceda. Que le erre a la pelota. Que le pegue demasiado fuerte. Que la deje en la red.

Es una joven baja, de piernas que marcan músculos fuertes en cada uno de los saltos constantes que da durante un punto. Aunque es un entrenamiento, parece no perder en ningún momento la concentración.

“Para mí el tenis de mesa es una segunda vida. Cuando estoy entrenando estoy focalizada en una sola cosa. Focalizada en que lo que vengo a hacer acá no es a jugar. Estoy entrenando para algo”, dice. Para ella, tomárselo en serio no significa no divertirse. El resultado importa.

Los nervios están siempre. Pero los libera solo en los entrenamientos. “A veces me empiezo a reír. En puntos largos. O cuando estoy aguantando. Me da gracia”, dice con sonrisa tímida de niña. Niña prodigio. Pero ese gesto dura un segundo: “En un partido no. Ahí intento ver al otro jugador. Dónde está. Ver qué efecto le puedo dar a la pelota para ganar el punto. Para volver a atacar yo si estoy defendiendo”.

Entrena todos los días dos o tres turnos, desde temprano en la mañana hasta casi la noche, en un complejo que les armó, a ella y a Gonzalo, su padre. Es un galpón con aire acondicionado, iluminado como las salas de competencia y con tres mesas, una de ellas de medidas olímpicas y otra con un lanzador de pelotas. Ahí, además de entrenar, Pía y Gonzalo dan clases a unos pocos alumnos que pretenden dedicarse “en serio, con profesionalidad” al tenis de mesa.

Tres Charrúas 3


“Lo único que le falta es el piso de goma”, cuenta Ernesto Lorenzotti, padre de Pía. “Pero es caro y difícil de traer”.

Ernesto decidió invertir hace diez años en ese espacio para crear un centro de entrenamiento de nivel lo más cercano posible a lo profesional y así darle independencia a sus hijos para entrenar. “Es indispensable tenerlo a disposición todo el día. No es como un club que de repente vas y no hay luz o no está el que abre la puerta. Si lo encarás en serio, tiene que ser una cosa bien hecha”, dice.

Este espacio Pía lo usa durante el tiempo que pasa en Uruguay. Al menos seis meses al año los pasa en Suecia, entrenando en un centro de la Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF, por su sigla en inglés) con los mejores entrenadores del mundo y jugando en un equipo de la liga local gracias a una beca que le otorgó dicho organismo. Si todo sale como espera, el 2015 será el cuarto año consecutivo de beca.

Un año soñado

El 2014 de Pía Lorenzotti fue un año de objetivos cumplidos. Con 18 años ganó el campeonato Sudamericano sub 18 en Argentina, ganó un torneo latinoamericano en República Dominicana y clasificó a los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing. Además, quedó segunda con el equipo sueco que defiende en la liga de ese país, que jugó durante el tiempo que duró la beca.

Para mejor, en Nanjing pensó que iba a quedar cerca del puesto 20 y terminó novena.


“Hace unos años perdí la final de un Latinoamericano Sub 15. La perdí 3 a 2, el último partido 13 a 11, y me quedó la espina. Tenía que salir campeona de algo”. Por esto, para Pía, su logro más importante y el que recuerda con más emoción fue el título en el Sudamericano.


Punto final del Sudamericano

Del 30 de noviembre al 7 de diciembre jugará el Mundial Juniors de Shanghai, al que clasificó por su ránking. Pía aparece en el puesto 86 mundial de las jóvenes menores de 18 años en la página de la ITTF, donde hay 1171 jugadoras rankeadas. Además, en el ránking del circuito mundial (un torneo que se juega por temporadas en distintas sedes, en una modalidad similar a la de la Fórmula 1) está en el puesto 14.

El año que viene le tiene preparado otro desafío. Pasará a jugar exclusivamente en categoría de mayores. Sin embargo, su padre, su hermano, y más importante que cualquiera, ella misma, tienen mucha fe en sus condiciones y sus ganas. Y se pone el listón bien alto.

“Mi meta es ganar el clasificatorio en marzo en Argentina para los Panamericanos de Toronto y después tratar de clasificar a Río 2016”, dice Pía, serena pero con una serenidad tensa, que cuando se suelta deja gritos como el del punto que la llevó a Nanjing:

“Hay gente con poder a la que le interesa que Pía no sea ignorada en su país”

“Nosotros somos latinos. Y este no es un deporte para nuestra forma de ser. Hay que ser medio extraño para tener éxito. Extraño en el sentido de estricto, exigente… Es un deporte en el que la garra charrúa no sirve. Correr más, poner la pata más fuerte… No sirve. Aunque en nuestro recorrido hemos tenido que poner bastante de eso también”.

Esto cuenta el padre de Pía, Enersto Lorenzotti. Él es, además, quien se encarga de organizar sus viajes y, según cuenta, de pagar los pasajes y todo lo que implica el entrenamiento de su hija que no está cubierto por las becas de la ITTF.

A pesar de todos los logros de sus hijos a nivel sudamericano y mundial, la relación de los Lorenzotti con la Federación Uruguaya de Tenis de Mesa (FUTM) dista de ser la mejor.

“No nos quieren mucho. A Pía la quieren a regañadientes. Pía debería estar por todos lados cuando entrás a la página web de la Federación”, dice Lorenzotti. Aunque no aparece en la portada, empiezan a verse unas noticias sobre Pía al bajar: una sobre el “excelente desempeño” en Nanjing, una sobre un homenaje que le realizó la Federación y otra sobre el “histórico” triunfo de Pía en el Sudamericano.

“La Federación no hace nada. Nunca tuvieron deportistas de alto nivel, ni mucho menos. Yo los entiendo un poco, están dolidos”, intenta explicar Lorenzotti. A su modo de ver, haber logrado tantas becas y haberse apartado para dedicarse 100% y por su cuenta a mejorar en el tenis de mesa, generó recelo en la FUTM.

Tres Charrúas 4

“Errás un punto y ya tenés que jugar otro. No tenés tiempo para lamentarte. Tenés que recuperarte rápido”.

Cuenta que el organismo está “manejado desde hace mucho tiempo por la misma gente, con pensamientos muy arraigados. Están cambiando porque están poco menos que obligados. Porque a Pía, no en Uruguay, pero en otras partes, hay gente con poder a la que le interesa que no esté ignorada en su país. Hay gente del COI que no les cierra que el Comité Olímpico uruguayo no haga fuerza por ella a lo loco”.

“Uno mismo piensa lo que piensa la gente de afuera: cómo no subirse al carro de Pía”, expresa su padre.

La inversión económica que realiza la familia para que Pía pueda participar de torneos internacionales también molesta a Lorenzotti. “Para hacer una idea: yo en los últimos ocho meses gasté 40 mil dólares. Recién ahora, después de que reclamé, nos llamaron desde el Ministerio, por intermedio de la Federación y me van a dar los 6.400 dólares que tuve que poner yo de mi bolsillo para los pasajes al mundial ahora en diciembre. Llegamos a pensar en no ir”, dice.

“Papás de María Pía no tenemos muchos”

En el 2013 se dio una situación a cuatro días de la entrega de los Premios Charrúa que ilustra la relación entre la familia Lorenzotti y la FUTM.

“Fue una vergüenza total. Pía robaba, lejos. Por todo lo que había conseguido”, cuenta su padre. “Me parecía raro que Pía no estuviera ni siquiera nominada. Uno no puede exigir que le den un premio, pero que no estuviera nominada era una barbaridad. Llamé a la Federación a preguntar y me dijeron cosas como ‘no seas así’, ‘querés todos los premios’, ‘no seas egoísta’… No se trata de egoísmo. Es un premio que el que se sacrifica y lo gana, lo tiene merecido. No es egoísmo. Es trabajo. Es esfuerzo. El tenis de mesa no lo conoce mucha gente, pero la gente que lo conoce sabe que Pía está súper despegada. Le mandé cuatro o cinco cositas al Círculo (de Periodistas Deportivos de Uruguay, CPDU). Inmediatamente, me llamó y me dijo: ‘Lorenzotti, la verdad que se quedó corto. Hice las averiguaciones. Lo único que le pido es que me lleve a Pía a la entrega de premios’. Todo esto fue un jueves y viernes. El lunes le dieron el Charrúa. ¿Qué había pasado? La Federación había recomendado no tener en cuenta a Pía porque estaba entrenando en Europa. ¡No tenerla en cuenta!”.

Roberto Miglietti es el presidente de la Federación Uruguaya de Tenis de Mesa desde el año 2000. Al ser consultado sobre este episodio, parece no saber por dónde empezar.

“Debe ser la estupidez más grande…”, empieza, y luego respira para aclarar: “Este es el quinto año que Pía recibe el Charrúa. No le da espacio a otra gente. Los Charrúa los tiene para tenerlos… Es el mejor deportista de tenis de mesa. Pero también vienen otros atrás. Nosotros no hacemos ningún tipo de recomendación. Nos mandan el formulario y ponemos a tres candidatos. Y, por supuesto, siempre está ella”.

Aunque Miglietti es enfático, Pablo Karslian, presidente del CPDU, organismo que entrega los premios, da la razón a Lorenzotti. “En 2013 la Federación nos mandó tres deportistas y no estaba María Pía Lorenzotti. Nos pusieron que ya lo había ganado el año pasado y que había sido muchas veces premiada, como diciendo ‘Dénle el premio a otro’. Nosotros dijimos, si es la mejor, es la premiada. Fuimos a los currículum y la botija no tiene nadie que le arrime el bochín”, explica.

Miglietti rechaza también todas las afirmaciones de Lorenzotti en cuanto a la falta de apoyo de parte de la Federación. “La experiencia de ellos es a través de la Federación. A través de la relación que tenemos con los organismos internacionales”.

Por otro lado, el directivo destaca que el factor principal que no permite que surjan otras experiencias de éxito como las de Pía y Gonzalo, es que “papás de María Pía no tenemos muchos. Porque, lógicamente, lo primero que quieren los padres es que los niños estudien. Nadie le puede dar la dedicación que le dan ellos porque están para eso y nada más”.

Tres Charrúas 5

“Pía es una piba muy inteligente, muy guerrera. Lo ideal para el tenis de mesa. Tenemos un montón de esos pibes. Pero no tenemos padres que los apoyen”, dice Miglietti. Fotos: ITTF.

El tono de Lorenzotti al contar estas situaciones no es de resignación, pero por momentos denota incredulidad. Explica: “Te hacen muchas zancadillas a lo largo del tiempo. Lo que no te mata te va endureciendo. Por el lado del atleta también. Yo los veo a ellos y… no les entran ni las balas ahora”.

Ninguno de sus hijos va a permitir que estos problemas los detengan, asegura.

“Ellos están entusiasmados y van a seguir”, cuenta su padre. “Además, ahora, los resultados nos obligan”.



Tres Charrúas 6

Una Olympia bien uruguaya

Marta aclara de entrada. “No hago fisicoculturismo, hago fitness. En el fisicoculturismo se evalúa la parte física. Puntúan el volumen y la definición. En el fitness se busca algo más armónico y atlético. No importa tanto el volumen como la fuerza, la flexibilidad y la coordinación. Además, como yo participo en fitness coreográfico, tengo que presentar una rutina de gimnasia olímpica o aeróbica. Es como un show”.

En 2010, más de una década después de haber empezado a entrenar, Marta se animó a probarse en uno de los torneos más conocidos en el mundo del culturismo: el Arnold Classic, fundado por el actor y exfisicoculturista Arnold Schwarzenegger.

“Era la primera vez que iba. Y lo gané. Y fue la primera vez que lo ganó alguien de Sudamérica”, recuerda. “Fui pensando que no iba a ganar porque era muy nueva. Pero después de ganarlo me empecé a enfocar más en los campeonatos y en hacer las cosas mejor, más mentalizada”.

Fue un quiebre para Marta, que entonces tenía 31 años. Había empezado a entrenar a los 17. Y el resultado de ese cambio en el encare del entrenamiento dio su fruto más grande este año.

“No sabía si iba a ganar algún campeonato. Pero gané el Toronto Pro Supershow. Uno de los grandes. Y eso me dio la posibilidad de clasificar a un campeonato en Las Vegas que es el más importante del mundo. Al que aspiran a estar todos los fisicoculturistas y todos los que compiten en fitness. El Olympia”, cuenta Marta, orgullosa y exhibiendo una sonrisa totalmente blanca. “Este año clasificamos solo 12 de todo el mundo”, agrega.


Marta terminó en el puesto once en la categoría Fitness Coreográfico. Pero fue lo de menos para alguien que, aún después de llegar a competir con las mejores atletas, sigue viendo al deporte como un hobby.

“No quiero que me genere tensiones. Para mí esto no es un sacrificio. Yo lo disfruto”, explica.

Eso, por otro lado, le permite absorber todo lo posible de las ferias de deporte que son torneos como el Olympia o los Arnold para saber más y poder transmitirlo. “Todo lo que aprendo lo traigo para acá”, cuenta en el gimnasio que compró hace cuatro años en Pocitos.

Tres Charrúas 7

Marta en el Olympia 2014. Fotos: Revista Flex/Bill Comstock

Tan así se ha tomado su carrera que recién el año que viene competirá como profesional, algo que podría haber sido desde 1998, cuando ganó un torneo Iberoamericano.

“Te podés hacer profesional por trayectoria o por ganar algún campeonato grande. Pero si era profesional no iba a poder competir acá en Uruguay”, explica Marta.

Decidió dar este nuevo paso para dar el último toque a una carrera plagada de logros nacionales e internacionales, antes de dedicarse a formar una familia con su pareja desde hace 14 años. Para “despedirme como profesional”, dice.

Tres Charrúas 8

“Capaz que no seguiré compitiendo. Pero voy a estar siempre en esto”.

Por primera vez tiene un plazo. Y esto es lo que la motiva a, ahora sí, ponerse un objetivo claro como motivación.

“El año que viene tengo en marzo un Arnold en Ohio. Y después tengo otros cuatro campeonatos para sumar puntos o salir campeona. Es lo que necesito hacer. Porque el año que viene quiero volver al Olympia”.

Ayudando desde adentro

Marta es la directora del área de Fitness en la Asociación de Fisicoculturismo y Fitness del Uruguay. Es una de las 15 personas que integran la asociación, entre jueces y oficiales.

“Nos financiamos con la venta de entradas a los eventos. El Ministerio (de Turismo y Deportes) nos ayuda con la inscripción anual a la IFBB y con algunos pasajes para torneos sudamericanos”.

Tres Charrúas 9

A principios de noviembre se realizó el Campeonato Nacional y el ganador viajará financiado por la Asociación al Mundial masculino en Brasilia. Marta explica que “se le va a pagar con los cuatro mil dólares que se recaudaron con las entradas”.

Sin embargo, si un atleta tiene condiciones y es avalado por la Asociación, puede inscribirse para participar en los torneos que quiera, siempre y cuando los gastos corran por su cuenta.

“Yo a los Arnold empecé a ir en 2010. Iba costeada por mí. Y gané en 2010, 2011 y 2012, y en 2013 quedé tercera y este año, mi último como amateur, quedé segunda”, cuenta Marta.

Clave: la dieta

“Lo fundamental, y lo que más cuesta, es la dieta”, dice Marta. “Me llevó como seis o siete años pero me acostumbré. Mañana, si estoy en medio de una dieta y tengo un cumpleaños, me llevo mi comida. Si estoy en el ómnibus y es la hora en la que tengo que comer, saco la vianda y la como arriba del ómnibus. Al principio me daba vergüenza, pero después me acostumbré”.

Aunque afirma que depende qué tipo de entrenamiento se esté realizando, Marta hace un par de recomendaciones generales para los que quieran empezar a cuidar sus hábitos alimenticios y entrenar.

  • Comer siempre cada tres horas. Porciones chicas. Comida con proteínas.
  • Comer una hora antes de entrenar. Si es de mañana, algún batido de proteínas en polvo, que se puede sustituir por huevo o queso magro. Si es de tarde, un yogur o leche con avena.
  • Aunque la banana sirve para recuperar después del entrenamiento, tiene mucha grasa. Así que si se quiere bajar de peso, es preferible comer otra fruta. También sirve para después de entrenar tomar un batido de proteínas.
  • Un almuerzo ideal para después de entrenar es un churrasco con ensalada.

Tres Charrúas 10

“Hasta el día de hoy no me termino de dar cuenta. Porque en realidad todo fue como que se fue dando. No lo busqué.
Hay gente que está de repente buscando eso mucho, mucho, mucho… Y no lo logra. No era mi meta ni ganar, ni estar en el Olympia”.

Tres Charrúas 11

Mente azul y fría

Tubos luz iluminan la tela azul de una mesa de pool. El resto de la habitación está en penumbra. Christian se agacha apoya la mano izquierda sobre la tela, el taco entre su pulgar y su índice y lo desliza hacia adelante y hacia atrás. Sus ojos miran la mesa desde la sombra, bien abiertos. Mide la distancia con la bola blanca un par de veces y luego la golpea con fuerza con la punta azulada por la tiza. Rompe el triángulo de bolas de colores que hay en el otro extremo de la mesa. Se retira un poco y dice con una sonrisa: “Eso es lo más importante”.

“El pool es un deporte de precisión. Y en estos deportes es muy evidente cuando está afectando el tema psicológico a un jugador. Y cuando estás jugando un mundial o un campeonato grande, capaz que entre pasar o no pasar de ronda hay algunos miles de dólares en premios de diferencia”, explica Christian.

Tiene 29 años y empezó a competir en pool en el 2003. Desde entonces ganó 14 veces el Campeonato Uruguayo (se juega dos veces al año en las modalidades Bola 8 y Bola 9) y desde el 2007 hasta hoy ostenta el número 1 del ránking nacional.

Pool Bola 8: Uno juega con las rayadas, otro con las lisas.

Pool Bola 9: Hay que meter las bolas por orden numérico y el que mete la última gana. Se juega con nueve bolas.

Pool Bola 10: Igual que el Bola 9, pero con diez bolas.

Está 6to en el ránking panamericano gracias a logros como haber quedado en el puesto 17 de 256 en representación de Latinoamérica en el US Open en Las Vegas, el tercer puesto en el Sudamericano Bola 10 en Bolivia y la representación de Latinoamérica al Mundial de Pool Bola 9 en Shanghai (China).

Sin embargo, para él, lo más importante fue haber logrado un tercer puesto en un torneo de Los Angeles, el Hard Times 10 Ball Open. “Era casi un mundial. Estaban los mejores del mundo”, cuenta Christian, que expresó en Facebook su alegría y lo que significó para él el torneo:

Al escuchar hablar a Christian sobre el pool se ve el carácter que lo hace ser tan bueno en este deporte. Centrado siempre, tranquilo, hasta frío por momentos cuando dice que “por diversión” hace otras cosas, que “el pool es una profesión”.

Una y otra vez, Christian arma el triángulo y saca. Y luego intenta meter las bolas en orden en alguna de las seis troneras de la mesa. Las pocas que erra las vuelve a acomodar e intenta de nuevo. Sin una queja o una muestra de frustración.



Tres Charrúas 12

“Hay torneos que aunque no salgas campeón son resultados muy buenos. Porque te sirven para sumar en el ránking y porque igual te dejan premios económicos buenos”.

Christian tuvo la oportunidad, cuando comenzaba a jugar, de viajar a distintos torneos financiado por su familia. Y sus buenos resultados le acercaron sponsors que hasta hoy le permiten seguir viajando.

“Cuando era chico, era difícil encontrar lugares para jugar. Tenía que tener una mesa en casa”, recuerda Christian. Su interés había despertado con la llegada de una mesa al club al que iba y luego de algunos partidos esporádicos. Luego, empezó a mirar partidos por televisión y a leer sobre el deporte.

El tener la mesa en su casa, a disposición suya y de nadie más, fue la mejor forma para perfeccionarse. “Si tengo dos horas para practicar, las voy a aprovechar mucho más yo solo que practicando con alguien”, señala.

Tres Charrúas 13

“Hay cosas fuera del juego que te terminan atrayendo más que el propio juego”.

“Tengo que practicar ahora siete horas solo pero después voy a estar en un buen hotel, con gente que me atiende, con otros jugadores, con la posibilidad de ganar buenos premios”, explica.

Al hablar de los premios, se refiere a lo que puede conseguir y ha conseguido varias veces, afuera del país. Y no es algo que le moleste. Es así y no le da muchas vueltas. Lo persigue.

“Yo con el pool tuve la suerte de recorrer muchos países y, siempre, el deporte más redituable es el que más sigue la gente. En China uno llega y aunque no sea campeón del mundo igual es un clasificado para el mundial y vienen y le piden fotos y autógrafos. Entonces, yo voy, compito en Asia que sé que tanto el reconocimiento como la recompensa económica va a ser más grande. Aquí uno lo elige para vivir, pero para dedicarse profesionalmente no puede elegir Uruguay. Obvio que me gustaría otro reconocimiento, pero no hago el deporte por eso”, concluye.

Tres Charrúas 14

“Cuanto más entrenes cosas específicas, menos oportunidades de jugar le vas a dar a tu rival. Hasta que vos no le permitas, el rival no entra a jugar. Y cuando entra, entra en las condiciones en que vos dejás la mesa”.

A fuerza de sponsors y con la imagen en contra

“Plata no hay”, dice Christian. “Yo lo que necesito de la Federación es que me avale a la hora de inscribirme a los Panamericanos, para eso tengo que participar de los torneos uruguayos y terminar entre los cuatro primeros puestos”.

Tres Charrúas 15

“Los viajes me los pago con lo que me aportan los premios que gano y los sponsors que tengo en Asia y Estados Unidos”, agrega.

Carlos Porres, presidente de la Federación de Billar del Uruguay desde el año 2000, apunta que Christian, “económicamente está muy bien y puede viajar. Hay muchos otros jugadores que capaz que tienen el mismo nivel y si el estado los ayudara sería distinto”.

Por otro lado puntualiza que “por suerte, Christian es un jugador que siempre que viaja deja una excelente imagen. Y eso es lo que tiene que pasar. Va en representación de Uruguay y es un abanderado”.

Porres cuenta que la FBU tiene entre 250 y 270 inscriptos y que recauda mes a mes con el pago de la cuota de los clubes de billar. “No tenemos ni sponsors. Yo he tratado de conseguir en Antel, pero nada”, se lamenta.

Aunque Porres reconoce que es un “deporte menor”, defiende que “en cualquier pueblito que vayas hay un bar con una mesa de pool”. Sin embargo, destaca que la poca llegada que tiene no es la única razón.

¨La gente tiene una imagen del billar que es de timba. Que es de cigarrillo. De alcohol. Eso no ayuda. Pero eso, justamente, es todo lo que yo no permito¨, afirma.

En cuanto a la llegada que tiene entre el público el deporte, Christian asegura que en otras partes del mundo el pool no para de recaudar y crecer.

“No hay casi limitaciones de edad, ni físicas, ni de sexo. Hay campeonatos hasta para gente en silla de ruedas. Hay campeonatos de miles de jugadores. Cualquiera que tenga ganas y se dedique un poco lo puede practicar. Por eso tiene éxito en todos lados”, dice convencido.

Tres Charrúas 16

“En Uruguay si uno quiere entrenar tiene que comprar su mesa, sus tacos y sus bolas o ir y pagar las horas de juego en una sala. La Federación no tiene para repartir entre los jugadores. Por eso es que no es tan motivante la competencia en Uruguay. Al no tener apoyo, el desarrollo que vas a tener de los jugadores, de los más jóvenes, es muy limitado, porque no hay dinero para darles competencia ni para nada de lo que necesitan para llegar a un nivel profesional. Lo que queda es resignarse e ir a buscarlo afuera”, dice.

Porres recuerda que, desde que él asumió en el 2000, solo una vez obtuvo ayuda económica del Estado. “En el 2008 el Ministerio nos dio para pagar dos anualidades de membresía (a la Asociación Mundial de Billar y Pool), de 600 dólares cada una, y 100 dólares para cada uno de los ocho jugadores que iba a jugar el Mundial en Argentina. Nada más que eso. Ahora queremos organizar un Mundial el año que viene acá, por primera vez, y estamos tratando de conseguir. Pero nos pidieron los recibos del 2008 y los estamos buscando”.

El presidente de la FUB confía en obtener fondos para organizar el evento. Christian no ve con buenos ojos el panorama, por lo menos a corto plazo. Él, que ha viajado y visto como se vive el deporte en países como China y Estados Unidos, entre muchos otros, tiene algo más que claro y lo dice sin vueltas:

“El profesionalismo llega con el apoyo económico”.

Tres Charrúas 17