1916

La primera estrella

Uruguay no fue el invitado ideal para la fiesta argentina de 1916. Cien años después de la Declaración de Independencia de ese país, se decidió organizar un torneo para celebrar el hecho histórico. Argentina, Brasil, Chile y Uruguay se reunieron en Buenos Aires para disputar un torneo internacional todos contra todos. La Celeste viajó a la vecina orilla con un plantel integrado por 19 futbolistas: siete de Nacional, cinco de Peñarol, dos de Wanderers, uno de Defensor, uno de River Plate, uno de Central, uno de Reformers y uno de Universal.

Muchas veces las primeras ediciones de ese tipo de torneos suelen ser menospreciadas, ya que se comparan con las ediciones actuales. Cuatro selecciones participantes y ocho partidos en solo dos estadios pueden provocar que quien mire aquel evento disminuya su importancia. Pero tiempo después, viendo el desarrollo que tomó el torneo y la forma en la que Uruguay logró el título se puede valorar realmente lo relevante de la gesta.

Aquel Campeonato Sudamericano, que hoy es considerado la primera Copa América, comenzó un 2 de julio en el Estadio G. E. B. A., propiedad de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Ante más de 3.000 espectadores los celestes enfrentaron a Chile en el debut y dejaron claro la relación que se daría entre Uruguay y esa Copa. José Piendibene, a los 44’ de partido, anotó el primer gol en la historia del torneo. Otro de “Piendi” y dos de Isabelino Gradín sellaron el 4-0 histórico: Uruguay ganó el primer encuentro del torneo. Argentina también goleó a Chile en su debut, por 6-1, y demostró que estaba dispuesta a festejar a lo grande en su casa. Los trasandinos empataron en su tercer partido por 1-1 ante Brasil y fueron los primeros en despedirse del torneo.

Pero luego ocurrió la sorpresa. Argentina no pudo superar a Brasil en el G. E. B. A. e igualaron 1-1. Uruguay si lo logró, en un ajustado encuentro que comenzó perdiendo pero pudo remontar. Friedenreich puso a Brasil arriba de arranque pero Isabelino Gradín y José Tognola dieron vuelta el partido y acomodaron a la celeste para la última fecha ante los locales. Un empate bastaba para ser campeones. El 16 de julio, en cancha de Gimnasia y Esgrima, Uruguay saltó al campo con su habitual 2-3-5 para buscar la hazaña. Saporiti; Varela y Foglino; Pacheco, Delgado, Vanzzino; Somma,Tognola, Piendibene, Gradín y Romano salieron al campo y ante cerca de 20.000 personas querían arruinar la fiesta, pero debieron esperar. El público exaltado invadió el campo a los pocos minutos de juegos y el partido fue suspendido.

Un día después, en la vieja cancha de Racing Club de Avellaneda, los once celestes volvieron confiados y lograron su cometido. No pudieron anotar en el encuentro definitorio pero tampoco recibieron goles, por lo que se consagraron campeones con ese empate a cero. En 1916, como visitante, la celeste bordó su primera estrella dorada y comenzó su camino como el Rey de América.