1917

La primera en casa

El Campeonato Sudamericano de 1916 fue realmente importante para el fútbol continental. No solo por haber echado a rodar el máximo torneo de América sino porque también dio pie a la creación de la Confederación Sudamericana de Fútbol, durante la disputa del torneo en Buenos Aires.

Las cuatro selecciones participantes del torneo del año anterior conformaron la Conmebol y se volvieron a encontrar en Montevideo. Dado el éxito del certamen de Buenos Aires, se decidió realizar el segundo Campeonato Sudamericano, pero en tierras del primer campeón: Uruguay. Además, otro agregado que favoreció la organización fue que Montevideo era en ese momento la sede de la confederación.

A diferencia del campeonato realizado en Argentina, el charrúa se realizó en un solo escenario: el Parque Pereira. Ubicado en el Parque de los Aliados, ese escenario tuvo corta vida ya que en 1920, luego de albergar el Campeonato Sudamericano, fue demolido. En su lugar se encuentra actualmente la Pista Oficial de Atletismo.

El segundo torneo tuvo un agregado especial, ya que se decidió premiar a la selección vencedora con un trofeo de 75 centímetros de alto realizado en Argentina. La actual copa fue una donación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina y tuvo un costo de 3.000 francos suizos. Bajo el mando de Ramón Platero, la celeste presentó 25 futbolistas para defender el título. El plantel estuvo conformado por nueve jugadores de Nacional, siete de Peñarol, tres de Universal, dos de Wanderers, uno de Central, uno de River Plate, uno de Reformers y uno de Dublin. Como un año atrás la celeste abrió el torneo ante Chile y goleó. Nuevamente fue 4-0 pero esta vez los goles fueron marcados por Carlos Scarone en dos oportunidades y Ángel Romano con la misma cantidad. En la segunda fecha llegó el turno de Brasil, que tampoco fue resistencia para la selección local. Otros cuatro goles, con dos de Romano nuevamente, uno de Carlos y otro de Héctor Scarone, redondearon el 4-0 final.

Y por segunda vez en el torneo, Argentina y Uruguay llegaron al último encuentro con la definición en sus manos. En esta edición llegaron igualados en puntos, por lo que el partido del 14 de octubre era una verdadera final. Héctor Scarone, a los 62’ de juego, anotó el único tanto del partido y volvió a darle el trofeo a la celeste. Aquel plantel, sin saberlo, sembró una semilla histórica que se mantiene hasta hoy. Uruguay construyó un fuerte en su país y no dio chances a los rivales a lo largo de la historia, ya que cada vez que organizó una Copa América en su casa se quedó con el título. Las siete veces que los orientales vieron una Copa en casa también festejaron la conquista.