1987

Un triunfo ante los cracks

Era muy difícil que Argentina no se quedara con la Copa América del año 1987 y sobraban razones para argumentarlo en la previa. En primer lugar la albiceleste venía de obtener el campeonato del mundo en 1986 en México. Además contaba en sus filas con jugadores de la talla de Diego Maradona, Claudio Paul Caniggia entre otros. Por último, pero no menos relevante, la Copa se iba a disputar en su casa.

Pero en aquella competición, que se disputó entre el 27 de junio y el 12 de julio, una de las nueve selecciones visitantes se encargó de amargar toda fiesta: Uruguay. Además de los locales y los charrúas también participaron Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela. Uruguay llegó a Argentina con un plantel de 22 jugadores y bajo la dirección técnica de Roberto Fleitas. Una particularidad de esa selección es que solo cuatro dentro del plantel militaban en el exterior: Nelson Gutiérrez y Antonio Alzamendi en River, Enzo Francescoli en el Racing de Matra y Ruben Sosa en Zaragoza. Luego habían seis jugadores de Peñarol, cinco de Montevideo Wanderers, tres de Nacional, dos de Defensor, uno de Danubio y otro de Progreso. El camino celeste fue más sencillo que el del resto de las selecciones ya que comenzó en semifinales por ser el campeón vigente. El resto de los equipos se dividieron en tres grupos de tres equipos y clasificaron los mejores de cada serie.

Pero lo afortunado de la posición en la que se comenzó el torneo se vino abajo cuando se conocieron los cruces. Uruguay debió enfrentar en semis a la gran candidata, Argentina, que clasificó como líder en su grupo tras una victoria y un empate. Con 60.000 personas en la tribuna y el mejor jugador del mundo con la 10 en la cancha, la albiceleste tenía todo preparado para meterse en la final pero la celeste se hizo fuerte y se plantó en la cancha. En el Monumental fueron dos ídolos de River Plate las figuras que hicieron sufrir a los argentinos. Enzo Francescoli y Antonio Alzamendi brillaron y gracias a un tanto del “Hormiga”, Uruguay llegó a la definición y dejó eliminado al anfitrión. En la final el rival fue Chile, que sorprendió con la campaña y venía haciendo un torneo perfecto. Tres partidos disputados y tres triunfos, entre ellos una goleada por 4-0 a Brasil en la fase de grupos.

Pero en el Monumental la celeste volvió a hacerse fuerte y, a pesar de no contar con Enzo Francescoli por una expulsión en el partido anterior, se quedó con el título. El encargado del gol decisivo fue Pablo Bengoechea, que aprovechó un rebote del arquero y anotó el 1-0 final. Uruguay nuevamente fue el peor invitado, amargó la fiesta local y se fue para su casa con su 13° Copa América en la valija.