CANDOMBEROS

En la década de 1940, los hermanos Pintos eran niños que vivían en el conventillo de Gaboto, en el barrio Cordón. Soñaban con ser tamborileros y sus referentes eran las comparsas de Cuareim y Ansina, que salían por Barrio Sur y Palermo.

Esos pequeños se divertían con latas de aceite e imitaban con admiración a las figuras de la época. Fue así, jugando, que comenzó a gestarse el aguerrido toque Cordón, que le dio identidad y vida al barrio mientras imprimía el apellido Pintos en la historia del candombe.

El desalojo del conventillo y los años fueron desplazando a gran parte de la familia de su lugar de origen, pero el ritmo sigue vivo y se reconoce hijo de Gaboto y Paysandú, cruce que continúa recibiendo a una diáspora de candomberos para compartir el ritual de siempre.

En Palermo, generaciones de tamborileros cuidan de una larga tradición de candombe. Marcados por el toque Ansina, característico del barrio, José Pedro “Perico” Gularte, Gustavo Oviedo y Diego Paredes han tocado para sus mentores y para los que ya no están.

Valores de Ansina, liderada por Paredes, es hoy la comparsa referente del barrio. Años atrás lo fue Sinfonía de Ansina, en la que se formaron varios jóvenes prodigios de Palermo instruidos por Oviedo.

Desde su primera salida con Libertadores de África, en 1946, “Perico” Gularte irradió talento en cada cuerda que integró. Hoy esta leyenda viva, uno de los pilares fundamentales del candombe cultivado en la calle Ansina, mira con entusiasmo la construcción de nuevos liderazgos.

El respeto y el cariño entre estos candomberos dan lugar a la fuerza que los une para preservar sus raíces.

Lo antiguo y lo moderno conviven y se enfrentan, generación tras generación, en el candombe de Barrio Sur. La historia de la familia Silva es representativa de esto. La base musical se mantiene, pero muchas cosas han cambiado desde la época de Morenada, la comparsa que crearon en 1953 Juan Ángel “Cacique” Silva y sus hermanos.

Hoy C 1080, hija y nieta legítima de aquel conjunto mítico, respira aires cargados de historia e innovación. En su esencia queda el sentir de los negros y el ritmo Cuareim, el toque característico del barrio nacido en el conventillo Mediomundo. La personalidad de C 1080 se ha conformado en torno a nuevos conceptos y necesidades. La comparsa de Waldemar “Cachila” Silva y sus hijos Mathías, Wellington y Guillermo apuesta a salir de los rincones históricamente candomberos y llegar a lugares en los que se vuelve necesario reflexionar sobre su esencia y razón de ser. Este capítulo propone una reflexión sobre la tradición en Barrio Sur y un encuentro entre la antigua Morenada y sus sucesores de C 1080.